Adrián Arias Marcos. @Adri_chygry
Restaban 1 minuto y 47 segundos del primer cuarto en el Target Center cuando
Adelman decidió dar entrada a una de las promesas del baloncesto mundial, Ricky Rubio. Con sus primeros pasos en
la cancha, Rubio dejaba atrás más de nueve meses de lesión y duro esfuerzo.
Atrás quedaba aquella desafortunada jugada en los últimos minutos de partido
contra Los Ángeles Lakers cuando Ricky acudió a la ayuda para hacer un dos
contra uno sobre Kobe Bryant, quien cargó sobre él. Por el choque, nadie podía
imaginarse la gravedad de la lesión, pero los gestos de dolor del catalán, pronto
hicieron sospechar que el choque entrañaba más gravedad de la que parecía
inicialmente.
Al día siguiente se confirmaban
las peores noticias, Ricky Rubio sufría una rotura del ligamento anterior
cruzado de su rodilla izquierda, que lo apartarían de las canchas de 6 a 9 meses.
Desde el primer minuto de conocer su grave lesión, Ricky se mostró positivo y
esperanzador “Solo hay una forma de salir de esta: ser positivo y sonreír” con estas palabras, el joven Ricky daba una
lección de vida y mandaba un mensaje a todos sus seguidores tanto de los
Minnesota Timberwolves como a los aficionados españoles, que veíamos como nos
quedábamos sin base para los Juegos Olímpicos de Londres.
Estos nueve meses han sido una
prueba de fuego para el de El Masnou, no
había tiempo que perder. Cuando los médicos le dieron el visto bueno, Ricky
comenzó a ejercitarse en solitario y con toda la cautela del mundo. En
Minnesota no había prisas por volver a verlo jugar y el progreso de su lesión
era un autentico secreto de Estado. “Tenemos
que ir con calma” estas eran las palabras más repetidas por el jugador.
Nadie quería arriesga y menos con una lesión tan peligrosa como la rotura de
los ligamentos, que muchas veces suele acarrear más problemas psicológicos y de
confianza que físicos. Pero las sensaciones eran buenas y Ricky iba cumpliendo
los pasos establecidos gracias a un diálogo muy poco convencional: “La rodilla es como si me hablara: hay días
que dice que los procesos tienen que ir un poco más lentos, o al revés”
El proceso ha sido largo y
pesado, pero a principios de la semana varios medios estadounidenses filtraron
que Ricky Rubio podría estar de regreso contra los Denver Nuggets. Finalmente
la fecha de su regreso ha sido hoy, domingo 16 de diciembre (fecha española),
día que ningún aficionado al baloncesto olvidará y mucho menos Ricky. El
resultado: una mera anécdota, victoria de unos Wolves sin Love 114-106 con 8 puntos, 9 asistencias en 18 minutos
del español. Era el día de Ricky, de su regreso. La victoria frente a Dallas
solo fue la guinda del pastel, una guinda que hubiera transmutado en oro si a
falta de escasos segundos para el final del encuentro Ricky hubiera anotado el
triple final. Pero todos sabemos que Ricky no destaca por su gran tiro y los
Wolves tuvieron que solventar el partido en la prórroga. Ricky es simplemente
diferente, un mago con el balón. Es travesura, finta, dribling, visión, pase,
juego, bote, posesión, defensa, presión, cobertura, ayuda, penetración. Ricky
es un jugador que no se ve todos los días y sobretodo, es un jugador que gusta
ver y en la NBA lo saben. El fenómeno Ricky Rubio es imparable y a nadie sorprendió
verle como el octavo ‘guard’ más votado para el All-Star con 54.744 votos (de momento) por
delante de jugadores como Manu Ginobili o O.J. Mayo ¡y
todavía no había regresado de su lesión!
Hoy, Ricky Rubio ha vuelto y ha
vuelto para demostrar a todos que han confiado y confían en él que no se
equivocan y ante todo, ha vuelto para demostrar que detrás de esas melenas
alocadas y esa barba de cinco días se encuentra el jugador con más futuro y
progresión de toda la NBA.
Este es Ricky Rubio:
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